Es marzo de 2022. Comienza un nuevo y frío día de una recién estrenada primavera que todavía tiene mucho de invierno. Conectamos la web cam de nuestro ordenador, y nos disponemos a esperar. Todas las vídeo llamadas con nuestros usuarios son especiales, pero la primera de todas siempre lo es mucho más. De repente se produce una asincronía, y durante un segundo se escucha la voz de la otra persona antes siquiera de que el software procese su propia imagen. Un “¡Hola Laura!” enérgico y vigoroso sale de nuestros altavoces, y acto seguido, ahora sí, aparece ella en la pantalla con una sonrisa que parece que quiera traspasar el monitor.
Ella es Isabel Martín, y aunque nos separan nada menos que 450 km de su Benalmádena del alma, desde el minuto 1 su cercanía y calidez nos hacen creer que está aquí al lado. Percibimos desde el primer momento que la vitalidad y felicidad que transmite no es impostada, no es una careta. Es tan real como sus ganas de comerse el mundo, y de empezar con nosotros una rutina de entrenamiento que cambie o mejore, en parte, su vida.
Los días y las semanas se suceden, y pronto nos damos cuenta de su constancia y espíritu de sacrificio. Las expectativas que creó en esa primera toma de contacto son más que rebasadas al poco tiempo, y son numerosas las conversaciones que cruzamos en las que nos cuenta cómo ha introducido en su rutina diaria el ejercicio de una manera natural, cómo ha “arrastrado” a su pareja José Luís a acompañarla, de qué manera ha mejorado, al menos un poquito, su día a día…
Reconocemos que nunca habíamos recibido una propuesta parecida hasta ese momento, así como debemos también reconocer que fue acogida como un auténtico regalo, con ese orgullo íntimo y humilde de comprobar cómo alguien valora tanto tu labor, hasta llegar al punto de querer conocerte en persona.
El gran día llegó, y el encuentro en el hall de nuestras instalaciones fue un momento muy especial. No era ni mucho menos un día cualquiera, no era un día más, porque si nos parábamos a analizarlo, se trataba de la primera vez en la que traspasábamos los límites que nos imponían las pantallas para encontrarnos frente a frente, cara a cara, con una de nuestras usuarias. Todas las palabras escritas en chats e imágenes proyectadas con una cámara durante los últimos meses cobraban en ese momento una forma real, física, palpable.
No sabemos si serán conscientes de lo que hicieron, pero os podemos dar nuestra palabra de que Isabel y su familia nos regalaron un día inolvidable, en el que realizó junto a nuestra directora Laura una clase conjunta de nuestro programa Restart, nos concedió la entrevista que podéis ver más arriba, repartieron sonrisas y confidencias con todo nuestro equipo, y conocieron todos los rincones de nuestra casa, que desde ahora también es la suya.